jueves, 26 de febrero de 2009

"Tenemos lo que usted está buscando"

Múltiples colores, ruidos que ensordecen, ofertas de locura y mucho obstáculos al caminar son los adornos de este concurrido lugar. "El Hueco" es un lugar agitado donde las mercancías se desbordan ocupando las aceras y las calles. Allí, voces vendedoras lo sorprenderán con gritos desesperados por llamar su atención y tal vez logren que usted disminuya su paso de aligerado caminante y cambie su dinero por algún objeto. En el sitio, más que un hueco, lo que encontrará, es un laberinto invadido de almacenes donde jóvenes más que amables, le repetirán como loras amaestradas "bien pueda siga lo atendemos sin compromiso".
El sector es todo lo contrario de cualquier prestigioso centro comercial de una ciudad. Su desplazamiento allí, estará ambientado con gran cantidad de obstaculos que le saldran al paso, tales como hombres con varias cajas encima que parecen malabaristas de circos o tal vez una fuerte morena con una bandeja de frutas en la cabeza que lo atropelle con sus caderas. Es posible que se encuentre con todo tipo de cosas que no le interesen y es que en el hueco se ofrecen desde pilas para reloj hasta tratamientos para el cabello.

De una esquina a otra, el panorama puede cambiar de una indígena que insiste en conservar un pedazo de selva en un minúsculo local de metal, a un grupo de jóvenes con ropa ancha que ofrecen la música de moda y joyas que imitan sin mucha dificultad a las originales. En "El Hueco" usted podrá admirar con lujo de detalle el "arte" de la imitación y la piratería porque las más reconocidas y costosas marcas en el mundo son copiadas tan bien que sólo algunos se percatan del plagio.

Los espacios son pequeños, pero prometen ofrecer lo que usted pida, como si fuera la botella de "Mi bella genio", estos minúsculos puestos de venta, cuentan con bodegas recónditas y veloces ayudantes que corren como atletas y consiguen de inmediato múltiples tallas, estilos y colores. Los precios del hueco son económicos y cualquier vendedor puede enseñarle los productos mientras mastica con gusto una cucharada de arroz y carne que saca de una coca plástica que trae desde casa.

Cada vendedor es diferentes, en la calle no tienen significado los principios de los grandes almacenes y desaparecen los siempre uniformados y atentos facilitadores que aprenden que el cliente siempre tiene la razón. Es que aquí no hay espacio para la uniformidad, las líneas son variadas, son diversos los aromas y cada cual atiende a su gusto y cobra según la época y el cliente. Por eso aproveche, pida descuento , interactúe con el vendedor, que si está de suerte le encima algo o hasta le cuenta un chiste.

Así es que si está cansado de recorrer los monótonos centros comerciales, dónde su ambientación le permite sentirse siempre como en casa y le interesa conocer una de las caras más reales de la ciudad de Medellín, visite el sector de "El Hueco" y disfrute mientras compra en sus concurridas calles de una jugosa tajada de sandía.
















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